Durante el 39º Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), tuve la oportunidad de conversar con el destacado productor mexicano Julio Chavezmontes. Cofundador de la reconocida casa productora/distribuidora Piano, Chavezmontes ha forjado una carrera fascinante en la industria cinematográfica. Su visión y compromiso con el cine ha dejado una huella no solo en la escena cinematográfica nacional sino en el panorama global. Desde producir películas mexicanas como Halley (Sebastián Hofmann, 2012), Tenemos la carne (Emiliano Rocha Minter, 2016) y Manto de gemas (Natalia López, 2022) hasta apostar por coproducciones internacionales como Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2021), Annette (Leos Carax, 2021), y Triangle of Sadness (Ruben Östlund, 2022), en nuestra charla exploramos su labor, dispuesta a aportar al discurso y la evolución del cine en distintos niveles.
¿Cómo estás, Julio?
Muy bien, muchas gracias.
¿Qué andas haciendo acá en el FICG?
Ando por acá porque me dieron el grandísimo honor de ser mentor en Talents. No vengo con una película como tal, sino a dar mentorías y platicar con gente que está iniciando. Para mí es súper emocionante y siempre un honor poder hablar con ellos y que confíen en ti y ser un punto de partida porque la producción intimida y cuando uno arranca es difícil.
¿Qué te motivó a ser productor y distribuidor? ¿Cómo fue que nació esta idea en ti para llegar a ello?
Empecé produciendo Halley, la película que escribí con Sebastián Hofmann. Yo siempre pensé en mí como escritor y a partir de ahí enamorarme de toda la experiencia colectiva de hacer cine y de colaborar y tener un equipo de gente que todos creemos en lo mismo y que vamos con convicción para hacer una película. No porque pensemos que va a tener algún resultado, ya sea de prestigio o económico, sino porque de verdad creemos en lo que la película tiene que decir. No pensaba nunca en la vida que si Piano iba a ser algo extraordinario o no porque yo no tenía ni idea. Incluso Piano lo creamos únicamente para hacer Halley porque necesitábamos una razón social y fue después que pensamos no solo hacer nuestras películas sino también de otras personas. Y como distribuidor, después de que salió Halley nos quedamos con las ganas de tener una visión de la distribución distinta y de poder defender justo películas como Halley, películas arriesgadas y difíciles, pero al mismo tiempo que recompensaran a un público con la mente y corazón abiertos y después salir conmovidos. Eso también ha sido el sello en la distribuidora.
¿Cómo es la relación director/productor en Piano?
Lo importante es que siempre es una colaboración y todo depende de sintonizar y tener una conversación muy abierta sobre las necesidades del director o directora y entender que necesitan de uno porque cada película son procesos diferentes. Muchas veces cuando me preguntan qué hace un productor respondo que depende de la película. Hay películas donde requieren contención y necesitan a alguien con quien puedan discutir ideas, preguntarse cosas, un clima de confianza muy abierto, otros que no te necesitan muy cerca y hay películas donde no hay una implicación creativa muy muy cercana como el caso de las películas que escribo u otras donde hay una contención a la logística y administración y estructura porque la producción es muchísimas cosas. Yo siempre participo en películas donde puedo tener un rol muy creativo.
¿Cuáles son los retos a los que tú te enfrentas en esta profesión?
Yo creo que es una profesión que se define por el reto todo el tiempo. Cada día hay nuevos problemas. Nunca falta variedad. Hay problemas de rodaje, de edición, de guion, de solicitudes, de fondos públicos, de financiamiento. Entonces, en un mal día se pueden juntar de todos lados en nuestro proyecto. La verdad es que siempre la producción es el arte de la adversidad. Uno sabe que no va a haber días fáciles y que al final lo importante para mí no es que uno los enfrente solo, porque si los enfrentas solo serán imposibles. La única razón por la que uno puede enfrentar estos retos y sacarlos adelante es porque uno tiene un grandísimo equipo. Me siento privilegiado. Trabajo con gente muy extraordinaria en Piano, que son el corazón de la productora y la razón de que todo salga bien. También en set he trabajado con grandes equipos de producción, quienes sacan todo adelante. El cine es un esfuerzo colectivo, hermoso y vital y es lo que le da sentido.
¿Cómo te sientes con la evolución de Piano, desde Halley hasta producirle a grandes directores y ganar en los festivales más prestigiosos?
Es una grandísima sorpresa. Nunca lo imaginamos. Me deja mucho agradecimiento por la gente con la que he trabajado, no solo los directores sino los equipos de producción. Un gran privilegio poder coincidir con ellos y la emoción de hacer todo por convicción y sentirme orgulloso. Funcione o no funcione, las hice con absoluta convicción. Que esto es cine y es importante y eso es lo único que te queda y lo demás es todo impredecible. Y piensan que los festivales son fáciles, pero no lo son, habrá que ver, pero tampoco me preocupa. Mi única preocupación es hacer cosas que me hagan sentir orgulloso y poder tener el privilegio de hacer cine. Y poder demostrarlo año con año.
Metiéndonos un poco en el tema político, ¿anticipas un cambio respecto a la producción de nuestro cine con la presidenta electa?
No lo sé, uno no puede estar desde la postura de asumir que los políticos van a hacer las cosas sin que haya una presión popular detrás y que se concienticen de lo que es importante. Es especialmente difícil con la cultura porque creo que es una verdad sobre los gobiernos de México, no solo del sexenio que concluye sino de todos los demás porque México es un país con una grandísima cultura y patrimonio, pero con una clase política que no lo entiende y que no le da el valor que merece. Lo que nos corresponde a nosotros al dar esa batalla es asegurarnos que los puentes y los caminos para las generaciones futuras estén y lo que se ha perdido se reconstruya porque creo que tenemos una obligación de continuidad y de temas diversos y plurales.
¿Algún consejo para las generaciones futuras?
Tener miedo está bien, no se asusten de tener miedo. Yo tengo miedo todos los días. Tener miedo y estar inseguros es completamente normal. La idea que uno tiene que ser un superhombre o supermujer con una visión implacable y lleva todo a cabo y con mucha seguridad me parece una farsa. Creo que todos somos humanos y que la perfección es completamente incompatible con la vida y que la vida no se ejecuta. No pasa nada al equivocarse. Es normal y lo importante es buscar el camino hacia adelante, que se encuentra a partir de los errores.